Una mirada al pasado a través de la arqueología

Por Gemma García

Excavación en Sant Baldiri de Taballera © Berta Cunillera

Excavación en Sant Baldiri de Taballera © Berta Cunillera

Arqueología no es el estudio de piedras (eso es el terreno de la geología), arqueología no es la búsqueda de dinosaurios (eso es el trabajo de los paleontólogos), tampoco es la contemplación de cosas bonitas (eso es otra cosa). La arqueología es desenterrar el pasado. Es excavar bajo el asfalto y la tierra buscando nuestros orígenes para entender nuestro presente.

La arqueología es una ciencia que nació para legitimar el colonialismo europeo, en estas excavaciones se buscaba el origen de Europa (el hallazgo del palacio de Cnosos en Creta o el tesoro de Troya en Turquía) o el primer ser humano (las intervenciones de la familia Leakey en África). Así se podía justificar la dominación de un pueblo sobre otro como exponían las teorías de Gustaf Kossinna sobre el pueblo germánico y que fue una de las bases de la ideología nazi.

Por otro lado, los métodos de trabajo, poco desarrollados, favorecían el hallazgo de unos materiales muy concretos, sobre todo no perecederos como piezas de cerámica o de piedra. Actualmente, las técnicas de excavación y recuperación de materiales han mejorado sustancialmente, proporcionando un registro arqueológico más completo, aunque todavía sigue estando condicionada por los intereses políticos de cada país.

La arqueología es muy importante cuando no se conserva documentación escrita como en la prehistoria, pero también para contrastar las fuentes escritas de otros períodos históricos. Los restos humanos, a pesar de su difícil preservación, son una de las fuentes más fiables para esta ciencia. Nuestra vida queda grabada en nuestros huesos tal y como los anillos de un árbol explican su crecimiento. Sin embargo, todos los materiales arqueológicos de un yacimiento se deben analizar en conjunto y sin olvidar su contexto para crear el discurso más veraz posible.

Diferencias sexuales en la estructura pélvica © Rodrigo Manrique

Diferencias sexuales en la estructura pélvica © Rodrigo Manrique

En 1966 se realizó un congreso en la Universidad de Chicago [en inglés] que culminó en la obra Man the Hunter (1968) donde se defendía la importancia del rol masculino en las sociedades cazadoras recolectoras. Un simposio polémico que fue contestado con el artículo Woman the Gatherer (1975) de Sally Slocum donde se proponía la teoría opuesta. Con ello demostró la visión patriarcal y androcéntrica con la que se trataba la historia y demostró que con esos datos no se explicaba nada, eran solo opiniones.

El mismo trabajo debemos hacer cuando visitamos un museo, un yacimiento o un monumento. No se trata de negar las explicaciones propuestas, sino de ser críticos con las argumentaciones y entender cómo se han generado porque detrás hay un discurso sociopolítico muy marcado por una ideología concreta.

Texto inspirado en la clase de Jordi Molina

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